Voy a hacer una reflexión personal. Este es casi el final y me apetece mirar hacia el pasado.
En diciembre habrán pasado seis años del comienzo de este viaje tan particular: la muerte de mi madre en una casa de Buenos Aires el día de Navidad.
En seis años pasan muchas cosas. He perdido amigos y amigas por el camino y esto es, sin duda, lo más triste. He conocido a gente muy interesante, viajado y acumulado experiencias, buenas y malas; algunas tuvieron que ver con el documental. Entonces acababa de entrar en la cuarentena; ahora estoy a dos pasos de cumplir los cincuenta. ¿Un poco más viejo y un poco más sabio? De lo primero, sin duda… De lo segundo, no estoy tan seguro.
La muerte de unos padres marca un antes y un después. Ya nada es lo mismo. Se abre una brecha. La generación anterior desaparece; tomas conciencia de que tú también desaparecerás. Ya nunca más esa brecha se podrá cerrar. A veces un hijo o una obra te permite mirar al futuro…
Puedes buscar maneras de comprender el mundo o de recorrerlo o de vivir la vida que te quede con más o menos intensidad. O de crear y dejar algo que sobreviva… Pero ya no puedes cerrar esa brecha.
Hemos sido tres personas, Jorge Rio, mi hermano y yo, los que nos hemos quedado hasta el final de este viaje. Hubo muchas más, detrás y delante de la cámara. Gracias a ellas hemos llegado hasta aquí. Haberlo conseguido ha sido un milagro. Hacer un largometraje documental y que alguien lo vea -aunque sólo sean unos cientos de personas- es una hazaña. Y casi nadie se da cuenta de lo que eso supone, del tiempo, la dedicación, el esfuerzo que hay detrás. De muchas personas…
Ahí está, en Amazon y otras plataformas. Se puede ver en España,
PRIME VIDEO
FLIXOLE
FILMIN
y desde Septiembre de 2021 en NO FICCIÓN
en Francia, en EEUU, en Gran Bretaña, en Cánada, en Australia, en México y en otros países iberoamericanos. La película continúa su viaje.
¡Ojalá la gente la vea, aunque sólo tenemos el boca a boca para distribuirla! Y es tan necesario. Quizá en unos meses la quiten, porque nadie la esté viendo o quien la vea no la comente en Amazon o no ponga una nota en estas plataformas. Y no porque sea una mala película -tiene sus defectos, pero emociona, gusta e interesa, en general, a quien la ha visto-, sino porque no destaca ni tenemos los medios para hacerla destacar. Aquí el mercado impone sus reglas. No es sorprendente. Hay cientos de películas que nadie ve, porque no tienen el suficiente impulso económico para que sea posible… Pero, insisto, vale la pena verla. O eso quiero pensar…
Siempre se suele preguntar al guionista o creador. ¿Tienes otra idea? Sí, tengo muchas, pero hacerlas realidad es más complicado. Faltaría el dinero, el apoyo personal y técnico de mucha gente y, tal vez, ganas y fuerzas para ponerme en marcha. Como en todo lo que he escrito, tengo la sensación de estar en un callejón sin salida. Es demasiado tiempo el que he dedicado a expresar mis emociones o a contar historias, más o menos cercanas a mí, y, en general, me ha dado tan poco. Sí, bueno, cuando escribir es una necesidad, como el aire que respiras, quizá debas conformarte con eso. Pero me hubiera gustado que más gente hubiera compartido esas emociones, las que un día o una noche escribí en un papel o en la pantalla de un ordenador. Bueno, imagino que todavía hay tiempo…
Hay quien dice que todo final es un comienzo. Es posible. ¿El tiempo es lineal o circular? Tal vez nunca lo sepamos. ¿Será circular?
Entonces, si es así, este epílogo no deja de ser un prólogo.
El futuro para todos es un misterio.